Climatología Analítica
La climatología analítica basado en el análisis estadístico de las características climáticas que se consideran más significativas. ... -La climatología dinámica, que trata de proporcionar una visión dinámica y de conjunto de las manifestaciones cambiantes que se registran en la atmósfera como una unidad física.
La Climatología analítica �la base de toda climatología� ha recuperado hoy el lugar fundamental que merece. Esta obra está especialmente dirigida a los estudiantes de los cursos y seminarios universitarios de Climatología, materia a la que hoy se presta una gran atención por parte de científicos y técnicos de diversas especialidades
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LA CLIMATOLOGÍA ANALÍTICA: MÉTODO DE ESTUDIO Y VALIDEZ DE LOS RESULTADOS
La preocupación del hombre por el conocimiento del tiempo se remonta a las épocas más antiguas. Sin embargo, hasta el s. xvu, tras los grandes descubrimientos geográficos, la existencia de los primeros aparatos de medida y el desarrollo de la «Nueva Física», la Climatología se basa en conocimientos empíricos deducidos de la observación del cielo; este período marca la transición de la observación visual a la medida instrumental y. por tanto., constituye el primer paso hacia la exactitud. Pero, el conjunto de aparatos que constituyen una estación meteorológica de primera categoría, base fundamental de la ciencia, no se completa hasta el s. 'cut. Durante la pasada centuria se perfeccionan e inventan nuevos instrumentos de medida, se organizan las redes de estaciones de observación y se desarrolla considerablemente la Física; estos hechos hacen posible el planteamiento y sistematización de las primeras teorías científicas en el campo de las ciencias de la atmósfera. Aunque es cierto que la Climatología constituye una de las ramas del saber más antiguas, también se puede decir de ella que es una ciencia nueva, que tiene sus cimientos en el s. xlx. Esta característica adquiere un particular valor si se tiene en cuenta la extraordinaria evolución experimentada durante los primeros decenios del s. xx y, particularmente, en los últimos cuarenta años. Durante el s. xix y principios del xx, se cuenta ya con series de observaciones y aparecen las primeras clasificaciones climáticas basadas en uno o varios elementos cuantificados, generalmente temperaturas y precipitaciones. Se inician los estudios de Climatología regional, al tiempo que surge la preocupación por dar a la ciencia unos objetivos concretos y unos métodos de trabajo. Desde el último decenio del siglo xix se han enunciado numerosas definiciones acerca del concepto de clima, casi tantas como científicos se han preocupado por Universitas Tarraconensis. Revista de Geografia, Història i Filosofia, núm. 1, 1976 Publicacions Universitat Rovira i Virgili · ISSN 2604-2096 · https://revistes.urv.cat/index.php/utghf 92 LUIS M. ALBENTOSA SÁNCHEZ estos problemas. No todas tuvieron la misma fortuna, algunas se fueron imponiendo hasta dejar reducida a las restantes a los trabajos de sus propios autores. Desde estos primeros momentos en los que se intenta la sistematización de la disciplina, se iniciaron dos caminos de investigación —Climatología analítica y Climatología sinóptica—, resultantes de una distinta concepción del clima. I. Dos FORMAS DE INTERPRETAR EL CLIMA: CLIMATOLOGÍA ANALÍTICA Y CLIMATOLOGÍA SINÓPTICA. Durante la primera mitad del s. xx, la Climatología se basó fundamentalmente en la definición que J. Hann da de clima: «es el conjunto de fenómenos meteorológicos que caracterizan el estado medio de la atmósfera sobre un punto de la superficie terrestre» '; definición que utilizó el autor, con ligeras variantes de enunciado, en las sucesivas ediciones de su Handbuch der Klimatologie 2. De entre los muchos autores que aceptaron la definición de Hann destaca E. de Martonne, por la difusión que alcanzó su obra; éste la recoge en su «Tratado de Geografía Física» 3, y a través de él se difunde entre los científicos de habla francesa, inglesa y española. A comienzos del tercer decenio, M. Sorre critica la definición de J. Hann. basándose en que no tiene en cuenta la «sucesión de los fenómenos en el tiempo» y por su «carácter abstracto» 4. Es cierto que la expresión de J. Hann «mitleren zustand», como observa P. Pédelaborde, no es precisa y puede interpretarse como el promedio de todos los estados de la atmósfera, en un sentido estadístico y estático 5: pero también puede entenderse como el conjunto de caracteres habituales, en el sentido que, más tarde, H. Flohn llamará «singularidades» del clima 6. Esta concepción no excluiría el desarrollo dinámico, la sucesión de los tiempos y de las estaciones. De las dos interpretaciones, estática y dinámica, que se hicieron del clima prevaleció la primera, y de ahí que la mayor parte de los climatólogos. durante la primera 1. HANN, J.: Handbuch der Klimatologie. Viena, 1882. pág. 1. 2. Id., i., 2.a ed., Stuttgart, 1897; 3.a ed., Stuttgart, 1908: 4.* ed.. Stuttgart. 1932. 3. MARTONNE, E. DE: Tratado de Geografía Física. vol. 1. Barcelona, 1964, pág. 123. 4. SORRE, M.: Introduction du livre Ler du traité de M. Piéry et collab.. Paris, 1934. PEDELABORDE, P.: Le climat du bassin Parisien. Paris. 1957.
LA CLIMATOLOGÍA ANALÍTICA 93 mitad del siglo, realizaran descripciones estáticas y, por consiguiente, abstractas de los climas locales, comarcales y regionales. La interpretación que se ha difundido de la definición de J. Hann ha sido el resultado de una lectura incompleta de su obra. La definición es sólo un punto de partida que el autor precisa para llevar a cabo el estudio climático; su idea de clima queda bien clara cuando dice: «el clima comprende la totalidad de los estados verdaderos de la atmósfera, el conjunto de los tipos de tiempo» 7. En contraste con la incorrecta interpretación de la definición de J. Hann, extendida en los manuales de lengua inglesa, francesa y. española, sus colegas alemanes interpretaron fielmente el pensamiento del autor. Así, W. Kóppen, en la primera parte de su «Climatología», dedicada al estudio de la teoría general del clima, lo define como «el estado medio y proceso ordinario del tiempo sobre un lugar determinado» 8. De esta definición no se deduce la posibilidad de elegir entre dos caminos: estados medios, de una parte, y proceso ordinario del tiempo, de otra, como interpreta P. Pédelaborde 9, sino que ambos se complementan y, por consiguiente, son necesarios en todo estudio climático. El carácter dinámico que W. Képpen concede al clima es evidente en la definición que el autor ensaya con una preocupación biológica: «clima es la suma total de las condiciones atmosféricas que hacen un lugar de la superficie terrestre más o menos habitable para los seres humanos, animales y plantas». La expresión «suma total de las condiciones atmosféricas» (tipos de tiempo) es suficientemente significativa; no se trata de promedios matemáticos y estáticos, sino de la película del tiempo. lo cual lleva implícito la idea de sucesión y ritmo. Evidentemente, aunque el clima resulta de la sucesión de los tipos de tiempo. son dos conceptos diferentes que se han de medir con distintas escalas. Keoppen tiene presente esta diferenciación cuando afirma que «el tiempo cambia pero el clima se mantiene constante» 10. El tiempo, según la precisa definición de A. Baldit, «es el conjunto de valores que, en un momento dado y en un lugar determinado, caracterizan el estado de la atmósfera»
mitad del siglo, realizaran descripciones estáticas y, por consiguiente, abstractas de los climas locales, comarcales y regionales. La interpretación que se ha difundido de la definición de J. Hann ha sido el resultado de una lectura incompleta de su obra. La definición es sólo un punto de partida que el autor precisa para llevar a cabo el estudio climático; su idea de clima queda bien clara cuando dice: «el clima comprende la totalidad de los estados verdaderos de la atmósfera, el conjunto de los tipos de tiempo» 7. En contraste con la incorrecta interpretación de la definición de J. Hann, extendida en los manuales de lengua inglesa, francesa y. española, sus colegas alemanes interpretaron fielmente el pensamiento del autor. Así, W. Kóppen, en la primera parte de su «Climatología», dedicada al estudio de la teoría general del clima, lo define como «el estado medio y proceso ordinario del tiempo sobre un lugar determinado» 8. De esta definición no se deduce la posibilidad de elegir entre dos caminos: estados medios, de una parte, y proceso ordinario del tiempo, de otra, como interpreta P. Pédelaborde 9, sino que ambos se complementan y, por consiguiente, son necesarios en todo estudio climático. El carácter dinámico que W. Képpen concede al clima es evidente en la definición que el autor ensaya con una preocupación biológica: «clima es la suma total de las condiciones atmosféricas que hacen un lugar de la superficie terrestre más o menos habitable para los seres humanos, animales y plantas». La expresión «suma total de las condiciones atmosféricas» (tipos de tiempo) es suficientemente significativa; no se trata de promedios matemáticos y estáticos, sino de la película del tiempo. lo cual lleva implícito la idea de sucesión y ritmo. Evidentemente, aunque el clima resulta de la sucesión de los tipos de tiempo. son dos conceptos diferentes que se han de medir con distintas escalas. Keoppen tiene presente esta diferenciación cuando afirma que «el tiempo cambia pero el clima se mantiene constante» 10. El tiempo, según la precisa definición de A. Baldit, «es el conjunto de valores que, en un momento dado y en un lugar determinado, caracterizan el estado de la atmósfera»
una realidad física perfectamente localizada; por el contrario, el clima, como estudio retrospectivo, es el resultado de un esfuerzo de generalización. Teniendo en cuenta que la mayor parte de los estudios de Climatología realizados durante la primera mitad del siglo parten de las definiciones de J. Hann y W. Klippen, pensamos que la formación de las dos corrientes de investigación en Climatología que con frecuencia adoptan posiciones exclusivistas carecen de bases sólidas y son el resultado de una pura inercia en la investigación. Se puede decir que desde finales del s. xtx existen en Climatología dos tendencias de investigación. las mismas que. con algunas variantes, se mantienen actualmente. Por una parte. la Climatología analítica, también llamada tradicional y separativa, que se basa en la investigación de los estados medios de la atmósfera, y, por otra, la Climatología sinóptica, denominada dinámica y sintética, que apoya su estudio en las situaciones atmosféricas reales, en los tipos de tiempo. La primera de ellas puede ser considerada como la continuación de los primeros trabajos que se realizaron tras la aparición de los aparatos de medida, de ahí que también se la conozca por Climatología tradicional. En cuanto a la segunda, aunque los antecedentes se remontan al s. XIX, hasta después de la segunda guerra mundial no aparece sistematizada, por lo que, en oposición a la anterior, se le podría denominar Nueva Climatología; sin embargo, creemos que esta última expresión debería responder a la tendencia resultante de la integración de las dos vías señaladas, que no sólo no deben excluirse sino complementarse.
La climatología analítica, concebida «como el conjunto de fenómenos que caracterizan el estado medio de la atmósfera sobre un punto de la superficie terrestre», se ha basado en el supuesto de que cualquier elemento meteorológico —temperatura. precipitación, viento, etcétera— se comporta como si fuese el resultado de dos componentes: una permanente. el valor normal; y otra variable, al paracer aleatoria, la perturbación. Esta diferenciación plantea un grave problema, y puesto que no existe un criterio físico que permite detectar el valor normal, se ha convenido en identificarlo con el de máxima probabilidad, obtenido por el método estadístico. El valor probable de la componente normal es por definición constante; representa la parte permanente del fenómeno. Por el contrario, el valor de la perturbación es nulo, yconstituye la parte aleatoria del mismo. La Climatología analítica, al menos en una primera etapa que se extiende hasta mediados del siglo xx, basa su estudio fundamentalmente en la evolución de la componente normal de los elementos climáticos. Ahora bien, hemos de tener presente que estos elementos no son independientes entre sí, sino que están relacionados por leyes físicas, en muchos casos conocidas, de donde resulta una radical diferencia con la estadística económica o demográfica. Con ésto no pretendemos decir que los hechos económicos o demográficos no estén relacionados, pero resulta evidente que en estos casos no siempre se manifiesta dicha relación o, al menos, no responde a una ley uniforme y constante cuando se desciende a los hechos particulares. De ahí, precisamente, que el fin de la Estadística consista en descubrir en el conjunto la regularidad o la dependencia que faltan en lo individual. La ley estadística pertenece fundamentalmente al orden colectivo y rige el conjunto como tal. En cambio, en Climatología entre dos series estadísticas existe siempre una dependencia funcional término a término, lo que plantea una grave dificultad desconocida en otros campos a los que se aplica la Estadística 12. La Climatología analítica no ha respetado estos principios elementales, en gran parte, por las dificultades que encierra el objeto de estudio; las realidades climáticas son fugitivas y equivalen a estados instantáneos. En una segunda etapa, iniciada en términos generales a mediados de siglo y caracterizada por una aproximación hacia la Meteorología sinóptica, se incorpora un nuevo supuesto, la idea básica de la existencia de un cierto número de situaciones atmosféricas típicas que se repiten con mayor o menor exactitud en el curso de los años; cada una de estas situaciones (tipos de circulación regional) no se presenta en fechas rigurosamente fijas, aunque sí hacia las mismas épocas del año. Los trabajos realizados de Climatología dinámica y la experiencia sinóptica nos muestran que nunca dos configuraciones báricas son idénticas, y, en el caso de configuraciones semejantes, no siempre determinan los mismos caracteres '3. Ahora bien, la variedad, distinta según las zonas, no se puede confundir con el caos y, como se ha demostrado en numerosos trabajos, los tipos de tiempo son susceptibles de clasificación.
En una primera época. la Climatología analítica se basó en el estudio aislado del régimen de valores normales de los caracteres del tiempo resultante de la elaboración de series largas, como mínimo de treinta arios. Este análisis no sólo enmascara los fenómenos sino que puede llegar a borrarlos. Además, no puede explicar las causas que singularizan los diferentes climas, de ahí que implícitamente admita que las variaciones atmosféricas se suceden de forma caprichosa,. Con la incorporación de los modelos más frecuentes de circulación regional. la Climatología analítica tampoco supera el grado de abstracción que caracterizaba a los primeros estudios; estos modelos se utilizan para explicar todos los fenómenos de los climas y se cae en errores importantes que son resultado de una generalización abusiva de los hechos. Partiendo de la consideración de los dos supuestos anteriormente analizados, un buen número de los estudios realizados a mediados de siglo, e incluso algunos actuales, se dividen en dos partes. En la primera, se realiza una descripción de las situaciones sinópticas características, definidas por la fluctuación de la fecha de presentación, posición e intensidad. En una segunda parte, se estudian cada uno de los elementos del clima, generalmente, en relación con aquellas situaciones. Hay algunos casos en los que se invierte este orden. Por último, en otros trabajos, como los realizados en España por J. H. Wrobel 14 y P. Kunow 3, tras un estudio estadístico de los elementos, se analizan las situaciones atmosféricas típicas y se utilizan en una tercera parte como base para describir el ritmo anual de los caracteres del clima. En estrecha relación con la Climatología analítica aparece el problema de las «singularidades» del calendario meteorológico, observadas con mayor o menor exactitud y rigor desde antiguo, pero cuyo estudio sistemático todavía hoy adolece de precisión. No cabe duda de que este método puede resultar interesante para aquellas regiones donde el clima evoluciona con notable regularidad como es el caso de Europa occidental y continental; sin embargo, en los dominios de transición, se producen interferencias de uno u otro sistema de circulación; así ocurre en buena parte de la Península Ibérica, en la zona de cizalladura entre los cinturones de circulación templada y subtropical, donde, con frecuencia, la sustitución de un tipo de tiempo por otro predomina sobre la evolución 16. Con lo dicho no pretendemos negar que algunos temporales se repiten muchos años y que presentan notables analogías entre sí, unas veces más claras que otras; sin embargo es difícil precisar, como señala A. Linés, la fecha media en que deben comenzar y acabar 17 . También cabe distinguir, con ciertos límites, algunas singularidades térmicas. Ahora bien, a estos hechos, en nuestras regiones. les falta la continuidad suficiente para que puedan caracterizar un clima. Por otra parte, si tenemos presentes los principios fundamentales de la Climatología —análisis de los elementos que determinan el clima, investigación de las causas que los explican y estudio de su acción sobre el medio geográfico— hemos de convenir en que el método analítico no cumple ninguno de los preceptos. En efecto, en los trabajos de Climatología analítica se aíslan algunos de los caracteres de la compleja realidad física que constituye la atmósfera; por lo tanto, la compartimenta y establece una selección de elementos que no siempre son los más representativos. En este sentido, A. Miller al lamentar las deficiencias del método analítico afirma que «no hay necesidad de desarmar el mapa climático en sus partes» '8. Por otro lado, de la descripción de la evolución de los elementos del clima —temperatura, precipitación, etc.— no se pueden deducir las causas que los determinan; como mucho pueden plantear unos problemas cuyas soluciones se han de buscar en la dinámica atmosférica. La selección de unas situaciones típicas, como apuntamos anteriormente, es una solución simplista que, con frecuencia, conduce a error. Sobre el medio geográfico no actúan los elementos de manera aislada sino los estados verdaderos del tiempo. A este respecto R. Blanchard, en su estudio de Geografía Regional acerca de Flandes, muestra que la realidad climática difiere completamente de la definición tradicional basada en los promedios de los elementos climáticos; las temperaturas medias de la región del Flandes marítimo son más elevadas que las del interior, sin embargo, debido a la humedad y al viento, el efecto fisiológico refleja lo contrario .
El método analítico puede tener interés en las regiones de clima autónomo —regiones fuente de masas de aire—, donde buena parte de los caracteres del tiempo dependen del balance radioactivo local. Sin embargo, conforme nos alejamos de ellas y nos internamos en las latitudes templadas, dominio fundamental de los movimientos advectivos y por consiguiente de los climas dependientes, las dificultades que presenta el método analítico son tan importantes que con él el climatólogo se ve incapaz de llegar a una definición. En la zona templada la dependencia respecto de las regiones tropicales y árticas es evidente. H. Riehl, T. C. Yeh y N. E. la Seur, en un estudio sinóptico acerca de las variaciones de la circulación, muestran que la mayor parte de las variaciones tienen raras veces su origen o fin en el interior de los westerlies 2°. Por otra parte. G. C. Simpson, W Gorczynski y F. Baur, después de comprobar las temperaturas teóricas resultantes de la radiación incidente en unas condiciones de atmósfera en calma con las reales registrades entre los paralelos 40° y 700 del hemisferio norte, llegan a la conclusión de que el balance térmico en la zona templada sólo puede explicarse por los movimientos advectivos de las masas de aire que transportan los caracteres climáticos de las regiones de donde proceden.
La Climatología analítica �la base de toda climatología� ha recuperado hoy el lugar fundamental que merece. Esta obra está especialmente dirigida a los estudiantes de los cursos y seminarios universitarios de Climatología, materia a la que hoy se presta una gran atención por parte de científicos y técnicos de diversas especialidades
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LA CLIMATOLOGÍA ANALÍTICA: MÉTODO DE ESTUDIO Y VALIDEZ DE LOS RESULTADOS
La preocupación del hombre por el conocimiento del tiempo se remonta a las épocas más antiguas. Sin embargo, hasta el s. xvu, tras los grandes descubrimientos geográficos, la existencia de los primeros aparatos de medida y el desarrollo de la «Nueva Física», la Climatología se basa en conocimientos empíricos deducidos de la observación del cielo; este período marca la transición de la observación visual a la medida instrumental y. por tanto., constituye el primer paso hacia la exactitud. Pero, el conjunto de aparatos que constituyen una estación meteorológica de primera categoría, base fundamental de la ciencia, no se completa hasta el s. 'cut. Durante la pasada centuria se perfeccionan e inventan nuevos instrumentos de medida, se organizan las redes de estaciones de observación y se desarrolla considerablemente la Física; estos hechos hacen posible el planteamiento y sistematización de las primeras teorías científicas en el campo de las ciencias de la atmósfera. Aunque es cierto que la Climatología constituye una de las ramas del saber más antiguas, también se puede decir de ella que es una ciencia nueva, que tiene sus cimientos en el s. xlx. Esta característica adquiere un particular valor si se tiene en cuenta la extraordinaria evolución experimentada durante los primeros decenios del s. xx y, particularmente, en los últimos cuarenta años. Durante el s. xix y principios del xx, se cuenta ya con series de observaciones y aparecen las primeras clasificaciones climáticas basadas en uno o varios elementos cuantificados, generalmente temperaturas y precipitaciones. Se inician los estudios de Climatología regional, al tiempo que surge la preocupación por dar a la ciencia unos objetivos concretos y unos métodos de trabajo. Desde el último decenio del siglo xix se han enunciado numerosas definiciones acerca del concepto de clima, casi tantas como científicos se han preocupado por Universitas Tarraconensis. Revista de Geografia, Història i Filosofia, núm. 1, 1976 Publicacions Universitat Rovira i Virgili · ISSN 2604-2096 · https://revistes.urv.cat/index.php/utghf 92 LUIS M. ALBENTOSA SÁNCHEZ estos problemas. No todas tuvieron la misma fortuna, algunas se fueron imponiendo hasta dejar reducida a las restantes a los trabajos de sus propios autores. Desde estos primeros momentos en los que se intenta la sistematización de la disciplina, se iniciaron dos caminos de investigación —Climatología analítica y Climatología sinóptica—, resultantes de una distinta concepción del clima. I. Dos FORMAS DE INTERPRETAR EL CLIMA: CLIMATOLOGÍA ANALÍTICA Y CLIMATOLOGÍA SINÓPTICA. Durante la primera mitad del s. xx, la Climatología se basó fundamentalmente en la definición que J. Hann da de clima: «es el conjunto de fenómenos meteorológicos que caracterizan el estado medio de la atmósfera sobre un punto de la superficie terrestre» '; definición que utilizó el autor, con ligeras variantes de enunciado, en las sucesivas ediciones de su Handbuch der Klimatologie 2. De entre los muchos autores que aceptaron la definición de Hann destaca E. de Martonne, por la difusión que alcanzó su obra; éste la recoge en su «Tratado de Geografía Física» 3, y a través de él se difunde entre los científicos de habla francesa, inglesa y española. A comienzos del tercer decenio, M. Sorre critica la definición de J. Hann. basándose en que no tiene en cuenta la «sucesión de los fenómenos en el tiempo» y por su «carácter abstracto» 4. Es cierto que la expresión de J. Hann «mitleren zustand», como observa P. Pédelaborde, no es precisa y puede interpretarse como el promedio de todos los estados de la atmósfera, en un sentido estadístico y estático 5: pero también puede entenderse como el conjunto de caracteres habituales, en el sentido que, más tarde, H. Flohn llamará «singularidades» del clima 6. Esta concepción no excluiría el desarrollo dinámico, la sucesión de los tiempos y de las estaciones. De las dos interpretaciones, estática y dinámica, que se hicieron del clima prevaleció la primera, y de ahí que la mayor parte de los climatólogos. durante la primera 1. HANN, J.: Handbuch der Klimatologie. Viena, 1882. pág. 1. 2. Id., i., 2.a ed., Stuttgart, 1897; 3.a ed., Stuttgart, 1908: 4.* ed.. Stuttgart. 1932. 3. MARTONNE, E. DE: Tratado de Geografía Física. vol. 1. Barcelona, 1964, pág. 123. 4. SORRE, M.: Introduction du livre Ler du traité de M. Piéry et collab.. Paris, 1934. PEDELABORDE, P.: Le climat du bassin Parisien. Paris. 1957.
LA CLIMATOLOGÍA ANALÍTICA 93 mitad del siglo, realizaran descripciones estáticas y, por consiguiente, abstractas de los climas locales, comarcales y regionales. La interpretación que se ha difundido de la definición de J. Hann ha sido el resultado de una lectura incompleta de su obra. La definición es sólo un punto de partida que el autor precisa para llevar a cabo el estudio climático; su idea de clima queda bien clara cuando dice: «el clima comprende la totalidad de los estados verdaderos de la atmósfera, el conjunto de los tipos de tiempo» 7. En contraste con la incorrecta interpretación de la definición de J. Hann, extendida en los manuales de lengua inglesa, francesa y. española, sus colegas alemanes interpretaron fielmente el pensamiento del autor. Así, W. Kóppen, en la primera parte de su «Climatología», dedicada al estudio de la teoría general del clima, lo define como «el estado medio y proceso ordinario del tiempo sobre un lugar determinado» 8. De esta definición no se deduce la posibilidad de elegir entre dos caminos: estados medios, de una parte, y proceso ordinario del tiempo, de otra, como interpreta P. Pédelaborde 9, sino que ambos se complementan y, por consiguiente, son necesarios en todo estudio climático. El carácter dinámico que W. Képpen concede al clima es evidente en la definición que el autor ensaya con una preocupación biológica: «clima es la suma total de las condiciones atmosféricas que hacen un lugar de la superficie terrestre más o menos habitable para los seres humanos, animales y plantas». La expresión «suma total de las condiciones atmosféricas» (tipos de tiempo) es suficientemente significativa; no se trata de promedios matemáticos y estáticos, sino de la película del tiempo. lo cual lleva implícito la idea de sucesión y ritmo. Evidentemente, aunque el clima resulta de la sucesión de los tipos de tiempo. son dos conceptos diferentes que se han de medir con distintas escalas. Keoppen tiene presente esta diferenciación cuando afirma que «el tiempo cambia pero el clima se mantiene constante» 10. El tiempo, según la precisa definición de A. Baldit, «es el conjunto de valores que, en un momento dado y en un lugar determinado, caracterizan el estado de la atmósfera»
mitad del siglo, realizaran descripciones estáticas y, por consiguiente, abstractas de los climas locales, comarcales y regionales. La interpretación que se ha difundido de la definición de J. Hann ha sido el resultado de una lectura incompleta de su obra. La definición es sólo un punto de partida que el autor precisa para llevar a cabo el estudio climático; su idea de clima queda bien clara cuando dice: «el clima comprende la totalidad de los estados verdaderos de la atmósfera, el conjunto de los tipos de tiempo» 7. En contraste con la incorrecta interpretación de la definición de J. Hann, extendida en los manuales de lengua inglesa, francesa y. española, sus colegas alemanes interpretaron fielmente el pensamiento del autor. Así, W. Kóppen, en la primera parte de su «Climatología», dedicada al estudio de la teoría general del clima, lo define como «el estado medio y proceso ordinario del tiempo sobre un lugar determinado» 8. De esta definición no se deduce la posibilidad de elegir entre dos caminos: estados medios, de una parte, y proceso ordinario del tiempo, de otra, como interpreta P. Pédelaborde 9, sino que ambos se complementan y, por consiguiente, son necesarios en todo estudio climático. El carácter dinámico que W. Képpen concede al clima es evidente en la definición que el autor ensaya con una preocupación biológica: «clima es la suma total de las condiciones atmosféricas que hacen un lugar de la superficie terrestre más o menos habitable para los seres humanos, animales y plantas». La expresión «suma total de las condiciones atmosféricas» (tipos de tiempo) es suficientemente significativa; no se trata de promedios matemáticos y estáticos, sino de la película del tiempo. lo cual lleva implícito la idea de sucesión y ritmo. Evidentemente, aunque el clima resulta de la sucesión de los tipos de tiempo. son dos conceptos diferentes que se han de medir con distintas escalas. Keoppen tiene presente esta diferenciación cuando afirma que «el tiempo cambia pero el clima se mantiene constante» 10. El tiempo, según la precisa definición de A. Baldit, «es el conjunto de valores que, en un momento dado y en un lugar determinado, caracterizan el estado de la atmósfera»
una realidad física perfectamente localizada; por el contrario, el clima, como estudio retrospectivo, es el resultado de un esfuerzo de generalización. Teniendo en cuenta que la mayor parte de los estudios de Climatología realizados durante la primera mitad del siglo parten de las definiciones de J. Hann y W. Klippen, pensamos que la formación de las dos corrientes de investigación en Climatología que con frecuencia adoptan posiciones exclusivistas carecen de bases sólidas y son el resultado de una pura inercia en la investigación. Se puede decir que desde finales del s. xtx existen en Climatología dos tendencias de investigación. las mismas que. con algunas variantes, se mantienen actualmente. Por una parte. la Climatología analítica, también llamada tradicional y separativa, que se basa en la investigación de los estados medios de la atmósfera, y, por otra, la Climatología sinóptica, denominada dinámica y sintética, que apoya su estudio en las situaciones atmosféricas reales, en los tipos de tiempo. La primera de ellas puede ser considerada como la continuación de los primeros trabajos que se realizaron tras la aparición de los aparatos de medida, de ahí que también se la conozca por Climatología tradicional. En cuanto a la segunda, aunque los antecedentes se remontan al s. XIX, hasta después de la segunda guerra mundial no aparece sistematizada, por lo que, en oposición a la anterior, se le podría denominar Nueva Climatología; sin embargo, creemos que esta última expresión debería responder a la tendencia resultante de la integración de las dos vías señaladas, que no sólo no deben excluirse sino complementarse.
La climatología analítica, concebida «como el conjunto de fenómenos que caracterizan el estado medio de la atmósfera sobre un punto de la superficie terrestre», se ha basado en el supuesto de que cualquier elemento meteorológico —temperatura. precipitación, viento, etcétera— se comporta como si fuese el resultado de dos componentes: una permanente. el valor normal; y otra variable, al paracer aleatoria, la perturbación. Esta diferenciación plantea un grave problema, y puesto que no existe un criterio físico que permite detectar el valor normal, se ha convenido en identificarlo con el de máxima probabilidad, obtenido por el método estadístico. El valor probable de la componente normal es por definición constante; representa la parte permanente del fenómeno. Por el contrario, el valor de la perturbación es nulo, yconstituye la parte aleatoria del mismo. La Climatología analítica, al menos en una primera etapa que se extiende hasta mediados del siglo xx, basa su estudio fundamentalmente en la evolución de la componente normal de los elementos climáticos. Ahora bien, hemos de tener presente que estos elementos no son independientes entre sí, sino que están relacionados por leyes físicas, en muchos casos conocidas, de donde resulta una radical diferencia con la estadística económica o demográfica. Con ésto no pretendemos decir que los hechos económicos o demográficos no estén relacionados, pero resulta evidente que en estos casos no siempre se manifiesta dicha relación o, al menos, no responde a una ley uniforme y constante cuando se desciende a los hechos particulares. De ahí, precisamente, que el fin de la Estadística consista en descubrir en el conjunto la regularidad o la dependencia que faltan en lo individual. La ley estadística pertenece fundamentalmente al orden colectivo y rige el conjunto como tal. En cambio, en Climatología entre dos series estadísticas existe siempre una dependencia funcional término a término, lo que plantea una grave dificultad desconocida en otros campos a los que se aplica la Estadística 12. La Climatología analítica no ha respetado estos principios elementales, en gran parte, por las dificultades que encierra el objeto de estudio; las realidades climáticas son fugitivas y equivalen a estados instantáneos. En una segunda etapa, iniciada en términos generales a mediados de siglo y caracterizada por una aproximación hacia la Meteorología sinóptica, se incorpora un nuevo supuesto, la idea básica de la existencia de un cierto número de situaciones atmosféricas típicas que se repiten con mayor o menor exactitud en el curso de los años; cada una de estas situaciones (tipos de circulación regional) no se presenta en fechas rigurosamente fijas, aunque sí hacia las mismas épocas del año. Los trabajos realizados de Climatología dinámica y la experiencia sinóptica nos muestran que nunca dos configuraciones báricas son idénticas, y, en el caso de configuraciones semejantes, no siempre determinan los mismos caracteres '3. Ahora bien, la variedad, distinta según las zonas, no se puede confundir con el caos y, como se ha demostrado en numerosos trabajos, los tipos de tiempo son susceptibles de clasificación.
En una primera época. la Climatología analítica se basó en el estudio aislado del régimen de valores normales de los caracteres del tiempo resultante de la elaboración de series largas, como mínimo de treinta arios. Este análisis no sólo enmascara los fenómenos sino que puede llegar a borrarlos. Además, no puede explicar las causas que singularizan los diferentes climas, de ahí que implícitamente admita que las variaciones atmosféricas se suceden de forma caprichosa,. Con la incorporación de los modelos más frecuentes de circulación regional. la Climatología analítica tampoco supera el grado de abstracción que caracterizaba a los primeros estudios; estos modelos se utilizan para explicar todos los fenómenos de los climas y se cae en errores importantes que son resultado de una generalización abusiva de los hechos. Partiendo de la consideración de los dos supuestos anteriormente analizados, un buen número de los estudios realizados a mediados de siglo, e incluso algunos actuales, se dividen en dos partes. En la primera, se realiza una descripción de las situaciones sinópticas características, definidas por la fluctuación de la fecha de presentación, posición e intensidad. En una segunda parte, se estudian cada uno de los elementos del clima, generalmente, en relación con aquellas situaciones. Hay algunos casos en los que se invierte este orden. Por último, en otros trabajos, como los realizados en España por J. H. Wrobel 14 y P. Kunow 3, tras un estudio estadístico de los elementos, se analizan las situaciones atmosféricas típicas y se utilizan en una tercera parte como base para describir el ritmo anual de los caracteres del clima. En estrecha relación con la Climatología analítica aparece el problema de las «singularidades» del calendario meteorológico, observadas con mayor o menor exactitud y rigor desde antiguo, pero cuyo estudio sistemático todavía hoy adolece de precisión. No cabe duda de que este método puede resultar interesante para aquellas regiones donde el clima evoluciona con notable regularidad como es el caso de Europa occidental y continental; sin embargo, en los dominios de transición, se producen interferencias de uno u otro sistema de circulación; así ocurre en buena parte de la Península Ibérica, en la zona de cizalladura entre los cinturones de circulación templada y subtropical, donde, con frecuencia, la sustitución de un tipo de tiempo por otro predomina sobre la evolución 16. Con lo dicho no pretendemos negar que algunos temporales se repiten muchos años y que presentan notables analogías entre sí, unas veces más claras que otras; sin embargo es difícil precisar, como señala A. Linés, la fecha media en que deben comenzar y acabar 17 . También cabe distinguir, con ciertos límites, algunas singularidades térmicas. Ahora bien, a estos hechos, en nuestras regiones. les falta la continuidad suficiente para que puedan caracterizar un clima. Por otra parte, si tenemos presentes los principios fundamentales de la Climatología —análisis de los elementos que determinan el clima, investigación de las causas que los explican y estudio de su acción sobre el medio geográfico— hemos de convenir en que el método analítico no cumple ninguno de los preceptos. En efecto, en los trabajos de Climatología analítica se aíslan algunos de los caracteres de la compleja realidad física que constituye la atmósfera; por lo tanto, la compartimenta y establece una selección de elementos que no siempre son los más representativos. En este sentido, A. Miller al lamentar las deficiencias del método analítico afirma que «no hay necesidad de desarmar el mapa climático en sus partes» '8. Por otro lado, de la descripción de la evolución de los elementos del clima —temperatura, precipitación, etc.— no se pueden deducir las causas que los determinan; como mucho pueden plantear unos problemas cuyas soluciones se han de buscar en la dinámica atmosférica. La selección de unas situaciones típicas, como apuntamos anteriormente, es una solución simplista que, con frecuencia, conduce a error. Sobre el medio geográfico no actúan los elementos de manera aislada sino los estados verdaderos del tiempo. A este respecto R. Blanchard, en su estudio de Geografía Regional acerca de Flandes, muestra que la realidad climática difiere completamente de la definición tradicional basada en los promedios de los elementos climáticos; las temperaturas medias de la región del Flandes marítimo son más elevadas que las del interior, sin embargo, debido a la humedad y al viento, el efecto fisiológico refleja lo contrario .
El método analítico puede tener interés en las regiones de clima autónomo —regiones fuente de masas de aire—, donde buena parte de los caracteres del tiempo dependen del balance radioactivo local. Sin embargo, conforme nos alejamos de ellas y nos internamos en las latitudes templadas, dominio fundamental de los movimientos advectivos y por consiguiente de los climas dependientes, las dificultades que presenta el método analítico son tan importantes que con él el climatólogo se ve incapaz de llegar a una definición. En la zona templada la dependencia respecto de las regiones tropicales y árticas es evidente. H. Riehl, T. C. Yeh y N. E. la Seur, en un estudio sinóptico acerca de las variaciones de la circulación, muestran que la mayor parte de las variaciones tienen raras veces su origen o fin en el interior de los westerlies 2°. Por otra parte. G. C. Simpson, W Gorczynski y F. Baur, después de comprobar las temperaturas teóricas resultantes de la radiación incidente en unas condiciones de atmósfera en calma con las reales registrades entre los paralelos 40° y 700 del hemisferio norte, llegan a la conclusión de que el balance térmico en la zona templada sólo puede explicarse por los movimientos advectivos de las masas de aire que transportan los caracteres climáticos de las regiones de donde proceden.
Climatología Analítica
Reviewed by Belinda Castillo
on
9:47 p.m.
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